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Ni una gota de optimismo

¿Cuál es el punto medio entre el exceso y el defecto?

El siguiente artículo va dedicado a mis neoamigos Noé y Sumi quienes, a pesar de lo que pueda parecer por sus nombres, son personas humanas. Come on men, keep looking for these rainbow.

 

Hay varios momentos vergonzosos en esta vida que a uno le gustaría, si no borrar, al menos eliminar de sus recuerdos y pensar que la hazaña en cuestión la ha hecho otra persona (ya lo decía Siniestro Total: “…si no me conozco para que preocuparme, cuando me detengan será otro el culpable…”). Malvadas conjunciones de astros, malas compañías o intoxicaciones varias, múltiples son los motivos cuando la “genialidad” acude a adornar nuestro discurso.

 

En mi caso es un poco diferente, yo he desarrollado la extraña habilidad de hacer el comentario menos afortunado en el peor de los momentos y, lejos de pensar en la retractación, saco pecho, pues sigo la máxima de “no te arrepientas de lo que has hecho, sino de lo que has dejado de hacer”. He conocido a gente con dicha habilidad, pero nunca en un grado tan desarrollado. Aun recuerdo la vez que puse a parir a mi profesora de “Constitucionalismo Español” por aquel injusto 6 (sigo pensando que al menos merecía un 8 en aquel examen) justo delante de las actas. Una vez que me hube despachado a gusto giro en redondo, no sin antes proferir un “que se prepare en la revisión”, cuando me doy de bruces con la enjuta y malencarada mujer, ¿cuánto tiempo llevaba allí? Solo se que me pregunto mi nombre y si tenía algún problema con la nota. Balbuceé un “no” por toda respuesta y me fui de allí lo más rápido que pude.

 

Llevar por bandera la oprobiedad de nuestra fortuna es característico de gañanes, pero tampoco hemos de darle la espalda a algo tan español. Si es malo presumir, igual de malo es cagarse en casa ajena cuando todos tenemos baño propio. Así pues la prudencia aconseja la táctica de la mano sobre el hombro ajeno, como gesto fraternal de comprensión bajo cuyo calor podemos bromear al respecto de la pifia sin ofender a nadie ni sembrar la semilla de la revancha, en esto también podemos ser muy malos los españoles.

 

Calurosos saludos en bikini de topos… (un beso grande Lauri).

 

 

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